No voy a llegar. No voy a llegar…
Han pasado días. Los he pasado intentando llegar…
Pero no he llegado.
No he llegado porque…
no era posible llegar.
Porque tenía miedo.
Porque estaba desmoralizado.
Porque tenía el frío metido en el cuerpo.
Porque mi barco no podía ya remontar aquella mar.
Porque un hombre tiene sus límites. Y yo llegué a los mios.
Los primeros días, luché. Sufriendo mucho.
Los demás, sufrí. Simplemente. Profundamente.
(Julio Villar)
31 de enero de 2010
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2 comentarios:
¡gracias maja¡
sí lo cierto es que más de una vez no conseguimos llegar y no importa la razón por la que no se llegue, aunque sea humanamente imposible, siempre te queda ese sabor agridulce de no haberlo conseguido
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