Estoy sentado y humedecido mecido por mis calores
y las aguas traspasan mis oídos traslúcidos
No aprenderé las palabras que me están rozando
ni desliaré mi lengua de debajo de mis pisadas
Pienso seguir así hasta que el agua se alce
hasta que mi piel desprendida deje sueltos los ríos

(Vicente Aleixandre)



4 de junio de 2025

Allí, solo, en la penumbra de la ermita, pensé que Antonio, guardián de la ermita de Orante, era en realidad el cuervo que salvó a San Benito de ser envenenado. Se lo dije al salir y ni pestañeó, creo que di en lo cierto.

Luego al despedirnos, me dijo:

- Disfruta de cada segundo.

- Sí, aquí y ahora.

- No, eso son dos segundos, ya has perdido uno.

Rompí a reír.

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