Estoy sentado y humedecido mecido por mis calores
y las aguas traspasan mis oídos traslúcidos
No aprenderé las palabras que me están rozando
ni desliaré mi lengua de debajo de mis pisadas
Pienso seguir así hasta que el agua se alce
hasta que mi piel desprendida deje sueltos los ríos
(Vicente Aleixandre)
3 comentarios:
en gallego todavía hablamos de lar que viene siendo eso, el hogar. donde estaba la lareira (o sea, la cocina de aquellas de carbón con bancos alrededor y esas cosas)
lo que tienen las palabras!
besos
gracias Meryone
galicia maravillas comentó lo mismo: http://albardial.blogspot.com/2009/12/casa.html
Hasta hace poco, en muchas casas rurales tenían una capillita en donde se veneraba una imagen de la Virgen o del Niño Jesús, que tal vez es una supervivencia cristianizada del lararium romano, altar diminuto que presidía el hogar y donde se rendía culto a los dioses domésticos o lares protectores de la casa, simbolizados por el fuego sagrado. Antes que ellos, los celtas relacionaban ambos cultos: el de sus dioses lares y el del fuego del hogar.
En la antigüedad, el fuego se relacionaba con una persona viva, protectora del hogar, cuidadora de la casa, grata y apacible. Todavía hoy se le invoca como deidad, se le trata y mira como a un ser vivo, recibiendo en algunas zonas ofrendas y libaciones. La prueba de que siempre ha sido considerado como un ente vivo, la tenemos en que en gallego no se dice, por lo general, apagar la luz o el fuego, sino «matar o lume», «morreume a luz», «mateille o candil», etc.
(Jesús Callejo Cabo)
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