Al domesticarse, el hombre ha reducido mucho la distancia de huida de su estado original, que es una necesidad absoluta cuando la densidad demográfica es grande. La reacción de huida (conservar una distancia entre sí y el enemigo) es uno de los modos más elementales y mejores de hacer frente al peligro, pero para que tenga éxito se necesita espacio suficiente. Por el proceso de la doma, muchos organismos superiores, entre ellos el hombre, pueden hacerse entrar en una expansión dada, con tal de que se sientan seguros y que dominen sus reacciones de agresión. Pero si se hace que los hombres se teman unos a otros, el temor resucita la reacción de huida y crea una explosiva necesidad de espacio. Miedo más falta de espacio igual a pánico.
(Edward T. Hall)
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