Dormir nos ocupa gran parte de nuestra vida y si el entorno en el que dormimos está alterado, las tensiones diarias serían más penetrantes, nuestro temperamento más irritable y nuestro cuerpo podría ser más vulnerable a la fatiga y enfermedades.
Los lugares "alterados" por energías pueden interrumpir el sueño; los niños son especialmente sensibles e intentan evitar estas energías durmiendo en un extremo o atravesados en una esquina de la cama..
Muchas personas empiezan a sospechar que tienen un problema cuando continuamente duermen mal, y mejoran al no estar en su casa.
(Horacio C. Clatro y Silvia Saiz)
17 de junio de 2010
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