El color se nos presenta como un continuo, dentro del cual delimitamos zonas roturadas por nombres distintos.. Ahora bien, la determinación de esas zonas, su número y su amplitud, la clasificación del color en otras palabras, no nace de la intuición personal, sino de la convención social. Dicho de otra manera, no la creamos o la modificamos a nuestro arbitrio los individuos: nos es impuesta por la lengua que nos ha sido transmitida a nosotros y a la comunidad lingüística a la que pertenecemos. Por consiguiente, como las lenguas son distintas, tampoco los colores son los mismos para los que hablan lenguas diferentes.
(Luis Michelena)
6 de agosto de 2010
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