El cuerpo es un ser situado: un aquí central en torno al cual se despliegan, como en abanico, los allí relativos. Y la visión, para llegar a la cosa, tiene que atravesar un espacio que no es un «vacío» indistinto, que no es un segmento lineal de una pura extensión, sino el espesor de un espacio que comporta zonas de diferente densidad relativas tanto al cuerpo como a las cosas y sus mutuas distancias, dimensiones determinadas tanto por la vista como por el contacto. Así, los puntos de este espacio no son indiferentes: más vecino o más distante; arriba y abajo, atrás o adelante, derecha e izquierda no son intercambiables. El espacio del cuerpo no es infinito: termina en sus allí; no es homogéneo: tiene densidades variables; no es un vacío: es un espesor mediado por sus contenidos.
(Nelly Schnaidt)
13 de septiembre de 2010
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