Me gusta correr, sí. Entre otras muchas cosas porque mientras corro, el sentido más mentiroso que tenemos, la vista, apenas interviene. Miro el camino para no tropezar y poco más. Sin embargo oigo las zancadas contra el suelo, el roce de la ropa, el viento, el canto de las aves o los ladridos de los perros en la lejanía. Siento el cuerpo en movimiento, el aire en la cara, el sudor sobre la piel. Huelo las estaciones, la lluvia, la vendimia, el centro de tratamiento de RSU o la recogida de la oliva.
13 de octubre de 2012
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1 comentario:
Muy buena descripción de las sensaciones al poner en esegundo lugar ese "sentido mentiroso"
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