27 de junio de 2013
Rara vez he escuchado música, creo que porque siempre he oído regular. Recuerdo un dictado en la EGB, en el que mientras el maestro hablaba del Guadalquivir, yo escribía historias de la Guardia Civil. El resto del dictado lo casaba con imaginación como principal herramienta. En BUP llegué a estar totalmente sordo. Algún listo dijo que lo que pasaba era que no quería oír, aunque algo de razón tenía. Aquello cesó con una técnica más cercana a la antigua trepanación que a las actuales. Ahora, el esfuerzo con los listening está abriendo una puerta desconocida y más directa. Por momentos parece tener sentido escuchar música, unas terapias musicales que desconozco y no controlo. Veremos.
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