Estoy sentado y humedecido mecido por mis calores
y las aguas traspasan mis oídos traslúcidos
No aprenderé las palabras que me están rozando
ni desliaré mi lengua de debajo de mis pisadas
Pienso seguir así hasta que el agua se alce
hasta que mi piel desprendida deje sueltos los ríos

(Vicente Aleixandre)



21 de septiembre de 2010

¿Cómo orientar la casa,
cómo orientar lo que no tengo?
Unos la orientan
al amanecer,
otros la orientan al crepúsculo.
Yo que no tengo casa aún
puedo orientarla hacia las cosas
más minúsculas.
Puedo tener la casa
junto al mar
pero de espalda al mar,
de frente a lo que está hechizado
por el mar,
puedo orientar la casa
por intuiciones súbitas,
a costa de perderla,
y no alcanzarla nunca.
Yo sé que cada muro
es el comienzo
de una nueva casa,
es el atisbo de una casa
aún posible.
Quiero una casa que no apague
esos vislumbres,
que no se oriente hacia ningún
país feliz
y esté empezando siempre,
sin ángulos mortales,
ni muros decisivos
ni esfuerzos muy profundos;
quiero una casa
que no se oiga,
que no haga esquina,

que no haga puntas,
que no haga ningún verde
previsible;
quiero una casa que regrese
a la primera piedra cada día,
que se despoje de sus muros
en la imaginación de los que duermen
y ayude a conciliar su sueño,
que sea una casa abierta
a toda profecía.


(Fabio Morábito)

1 comentario:

galmar dijo...

Una casa blandita y suave, y que mire al mar y juegue con las olas:) qué fantástico poema:) muacssss